“El indulto es una cachetada a las mujeres que fueron esterilizadas y a cualquier discurso que subvierta esa lógica brutal de un amo”

By on enero 12, 2018

Entrevista a Ani Bustamante, psicoanalista, docente, investigadora en temas de filosofía y psicoanálisis, autora de los libros “Los pliegues del sujeto” y “Los sonidos del Eros”.

“El indulto es una cachetada a las mujeres que fueron esterilizadas y a cualquier discurso que subvierta esa lógica brutal de un amo”

Escribe: Enrique Villegas Rivas

La entrevista telefónica es a las 7:00 pm. Tardé unos minutos en llamarla, pero la doctora Ani Bustamante me contesta con aquello que en el país se ha vuelto un recuerdo: tranquilidad. Y es que después del indulto otorgado por el gobierno de Pedro Pablo Kuczynski (PPK) al expresidente Alberto Fujimori, el 24 de diciembre del 2017, nuestra sociedad ha transitado por diversos estados de ánimo e hizo más suyo el pensamiento de Benedetti: “el olvido está lleno de memoria”.

Durante casi una hora, recorremos todos los temas que despierta la palabra indulto y que solo fueron mirados de reojo, pues como dice Ani Bustamante en este país “hay una incapacidad de discutir y tolerar la diferencia del otro”.

Sin embargo, insiste en ver a este vacío como una oportunidad para crear algo nuevo a través del arte y la política. No seguir cediendo el poder a un grupo de personas que han hecho de la corrupción un lenguaje y los fujimoristas una lógica en donde no hay límites ni leyes éticas.

La psicoanalista comenta desde su punto las amenazas y oportunidades que se están presentando a partir del indulto al expresidente Alberto Fujimori. Foto: Captura de YouTube.

Aquí una estimulante conversación con Ani Bustamante, quien trata de bordear lo que puede estar sucediendo en la mente de las víctimas directas y/o indirectas de un régimen que rechaza la existencia de una herida y de quienes continúan como fieles seguidores.

¿Qué significa el indulto en la mente de quienes se vieron afectados directa o indirectamente por el régimen del expresidente Alberto Fujimori?

Hay opiniones de manera excesiva sobre esto, pero lo que se debe hacer es pausar un poco esto y preguntarnos qué de nosotros se está moviendo con esta operación que evidentemente no es indulto humanitario, eso queda bastante claro, es una jugada política.

Entonces hay que preguntarnos qué nos está pasando como sociedad. Es como si esto hubiera destapado y puesto en evidencia un montón de cosas. Primero, una incapacidad de discutir y de tolerar la diferencia de otro. Un fanatismo por el lado del fujimorismo, una búsqueda de conciliación que es un engaño, que rechaza y niega la herida.

Es decir, no puede haber conciliación ni perdón si no se pasa por una herida. Y creo que Fujimori no es solo el nombre de un dictador, sino una lógica, una manera de operar en la vida

Lo que más nos está afectando y preocupando es que esta lógica y manera de operar nos está volviendo cada vez menos sujetos éticos y más objetos de intercambio y de transacciones.

¿Cómo se ve esto desde el psicoanálisis?

Diríamos que la lógica fujimorista es una lógica que no admite, lo que en psicoanálisis llamamos la castración; es decir, el saber de un límite, el saber que tenemos que someternos a una ley ética, no solamente  a una ley jurídica.  Pero en el discurso fujimorista, que es un discurso que tapa y rechaza cualquier reconocimiento de la propia castración y la propia herida. Entonces a partir de ahí estamos en algo que está del lado de lo perverso, que busca llenar y llenar y nunca asumir una pérdida, una falla.

Y esto es lo más complicado

Este es el punto más complicado si queremos darle una mirada psicoanalítica a este fenómeno y acontecimiento del 24 de diciembre. Todos sabíamos que el indulto se estaba cocinando, pero lo sucedido el 24 no es solo un indulto, sino que se han vuelto a desarticular los pocos lazos institucionales y simbólicos que permanecen en nuestra sociedad.  Es decir, hay un terrorismo que atenta contra la trama simbólica que hace una sociedad. Si no tenemos una trama simbólica estamos en un estado de terror porque no tenemos algo que nos proteja ante el horror. Y el fujimorismo ha hecho añicos lo simbólico.

Hablando de lo simbólico y con lo sucedido ¿dónde y cómo quedan las palabras reconciliación, perdón, olvido y humanitario?

Son palabras huecas. No tienen ningún valor y en este caso la corrupción es un lenguaje, se dice cualquier cosa porque “papelito aguanta” y la palabra ha entrado en su momento de corrupción, entonces reconciliación, perdón, no valen nada porque justamente está herida la capacidad del lenguaje de significar con dignidad el mundo. El lenguaje está herido en su capacidad de restaurar un lazo social,  más bien el indulto ha originado una banalización del lenguaje.

Hannah Arendt tiene un libro muy importante sobre la banalidad del mal y es esto lo que hacen los fujimoristas, y cuando me refiero a los fujimoristas me refiero a esta lógica que se sujeta en un pensamiento neoliberal y que va más allá. Es importante resaltar que la corrupción nos ha llegado al discurso y la gente habla cualquier cosa porque eso que se dice no vale nada.

Desde que se otorgó el indulto, peruanos de todas las regiones del país han salido a protestar. Piura también se hizo presente. Foto: Wilson Siancas.

Dentro del punto de vista ético ¿cómo queda estructurado el tema de ciudadanía?

Creo que estamos bien lejos de pensarnos como ciudadanos. En el Perú hay que volver a pensar qué es ser ciudadanos porque cuando un colectivo se organiza para ser ciudadanos, tener una voz y decir algo, mira lo que sucede, se reprime la marcha, se critica porque se ensució la plaza cuando lo que está en juego es el futuro de un país y el mantenimiento de nuestro derecho y deber de ciudadanía.

El acto de ser ciudadano no es un acto que no implique riesgos, lo político significa que podemos perder, equivocarnos, pero hay que correr ese riesgo y pasar a un acto ciudadano. Es lo que en su momento Foucault llamó las sociedades de control y vigilancia, que bajo la premisa de la seguridad, porque hay un terrorista que da los argumentos para que el poder ejerza estos mecanismos de biopoder, de controlar y hacer del ciudadano un esclavo, un ente despojado de su lugar ético. No podemos ceder ni un milímetro nuestro lugar de sujetos y por lo tanto nuestro lugar ético, lamentablemente muchos han cedido a favor del dinero, de la estabilidad de la empresa, empezando por nuestro presidente.

Usted siempre resalta la importancia de ver en nuestro vacío la oportunidad de crear ¿cree que en esta situación se pueda lograr algo?

Sí, creo que es una oportunidad. Porque este tema está colocando ante tal angustia  a un sector, y se han puesto las cartas sobre la mesa, entonces ante esta herida, o la tapamos y decimos que no pasa nada porque tengo plata en mi cuenta bancaria o nos hacemos cargo de este vacío, de esta fisura, de este sabernos vulnerables y por lo tanto tenemos que hacer lazos sociales. Porque es el sujeto neoliberal que no teje este lazo social porque se cree invulnerable, porque el empresario no quiere saber nada de su vacío y no le hace falta la solidaridad. Creo que en la medida que asumamos esta fragilidad de ser, se dará lugar a intentar establecer otro tipo de lazo social.

Pero se hace difícil con esta división social

Es muy difícil, pero tenemos que insistir y tenemos que revalorar la palabra política, porque decir política no es sinónimo de corrupción, la política es algo cotidiano, está en la manera cómo caminas por la calle, la forma en que te diriges al otro, cómo le das dignidad a una palabra, eso es hacer política. Reducir al otro a una etiqueta (caviar, terruco, rojo, etc.) es degradar su estatuto singular. Hay que dejar de etiquetar de derecha o de izquierda para ubicar a cada ser humano en su singularidad, defendiendo sus diferencias y su lugar en el mundo desde su particular modo de ser.

Entonces ¿estas diferencias nos pueden llevar a crear espacios de discusión y respeto?

Hay que mantenernos diferentes, sostener la tensión, el amor–odio que es inevitable, y a partir de ahí tener una posición ética frente a ese otro. Entones sí creo que se deben crear espacios, pero que no dependan tanto de esta idea de un amo, pensar cómo cada uno hace su lugar en el mundo, crear espacios de encuentros más horizontales, en donde en el centro esté el cuidado del otro y no hacer de un sujeto un Dios, un amo o un tótem, porque es ahí donde la ciudadanía se pone en acto. No hay que dejarle la responsabilidad política a un grupo de políticos profesionales que lo único que hacen es cargarse el país.

¿Se han cedido espacios a quienes no correspondían?

Esa ha sido nuestra falla  de ceder el poder a un grupo, entonces se deben crear espacios políticos porque lo político también es el arte, es una fiesta, un tratamiento de la subjetividad, del síntoma, del vacío que nos constituyen, y a partir de ahí crear algo nuevo. El arte y la política son primos hermanos, pero llevamos demasiado tiempo dándole la espalada a lo político, y hemos dejado que sea el lugar de la corrupción y de un grupo de políticos profesionales que se encarguen del país, y nosotros nos hacemos los locos, tenemos nuestra vida bonita y no queremos saber nada. Y eso es el punto, no queremos saber nada y solo estamos mirando Netflix

Quizá este es un gran ejemplo de que el sistema pone como objeto al sujeto

Claro, pero se debería hacer una pregunta adicional ¿qué tipo de objeto? Porque hay objetos que una ama, hay que ver si es objeto de consumo, de goce perverso, de desecho.

En ese sentido ¿cómo queda la mujer, considerando que el indulto recuerda el tema de las esterilizaciones forzadas?

Está el tema de la mujer y lo femenino. Recuerda que los psicoanalistas pensamos lo masculino y femenino más allá de lo biológico. Estamos en un orden de macho en donde se busca no encontrarse con ninguna diferencia, fragilidad o vulnerabilidad, y esto (indulto) es una cachetada a las mujeres que fueron esterilizadas y a cualquier discurso que subvierta esa lógica brutal de un amo que no tiene ninguna fisura y ninguna castración. Entonces se coloca a lo femenino y a la mujer como eso menor que no tiene lugar en esto, cuando lo femenino es otra cosa. Es una organización diferente de la vida, no pasa por tener o no tener, pasa por ser de otra manera.

Para la especialista, el indulto va en contra de la lucha que día a día enfrentan las mujeres del país ante la violencia familiar y sexual. Foto: Wilson Siancas.

Sin embargo, hay que ver la otra orilla ¿qué representa el indulto para los simpatizantes, familia y/0 allegados a Alberto Fujimori?

Tendríamos que escucharlos pero de verdad porque la simpatía por el fujimorismo es trasversal en las clases sociales, y no podemos generalizar porque una cosa es el empresario de dinero que apoya al fujimorismo, y otra es el campesino que también lo hace. Sin embargo hay que evaluar si en el fujimorismo se está buscando una suerte de garantía, de aval de que se puede ser así de impunes y tener la idea ficticia de tener un amo que me dé las garantías, aunque con esto ceda mi dimensión existencial y vital. Quizá para algunas personas Fujimori represente la idea de que venció el terrorismo, y todos estos slogans, entonces representa una posición que puede sacar la vuelta a la ley como ha sucedido para imponer el poderío, lo cual es muy seductor.

Pero ¿se pueden escuchar ideas de un grupo que, como usted dice, son representados por slogans?

Si bien hay que escuchar caso por caso, lo problemático es que no se puede escuchar mucho porque los argumentos que tienen los fujimoristas son de tira cómica, son que venció el terrorismo, y que los caviares y los terrucos. Creo que hay que pensarlo en la lógica de un amo que resulta ser muy seductor para aquellos que temen encontrarse con su propia vulnerabilidad.

¿Cuál es esa vulnerabilidad?

Lo que se está rompiendo es la trama simbólica, y sin ella estamos de cara al terror, y eso no tiene nada que ver con izquierda, derecha o terrorismo de Sendero Luminoso, sino el terror de la misma existencia de encontrarnos desamparados porque no hay redes simbólicas, entonces es momento urgente de hacer arte, aunque sabemos que nos esperan momentos en donde se va a atentar mucho contra la cultura y el arte.

Este tema ha divido aún más la sociedad, sin embargo ¿qué deben hacer las autoridades, instituciones y demás responsables para frenar esta crisis?

No tengo la respuesta mágica, pero hay que defender la democracia, pero no como palabra vacía, porque se está utilizando la represión para callar y cuanto más se reprima más peligroso se vuelve el panorama, entonces hay que darle lugar a las expresiones de los ciudadanos, nos gusten o no, pero claro una cosa es una expresión y otra es hacer del otro una etiqueta y esa es una política Facebook, la política del marketing. Hay que tomar la política en nuestras manos porque los partidos políticos no la hacen. Se acabó el momento de pedirles que hagan política porque ellos están en la lógica del marketing y de la empresa.

Y se agudiza cuando no se ve preocupación en lo que pueda sentir el hijo o hija de esa campesina que murió por ser esterilizada

Lo que pasa es que cuando aparece esto también aparece una herida y muchas preguntas sin respuesta y se tapan inmediatamente con insultos y aparece algo que parece un monolito; es decir que Fujimori venció el terrorismo, que los terroristas cometieron muchas más crímenes, cuando no se trata de si las víctimas fueron de un lado o del otro, el tema es que hubo muchos víctimas, tanto del terrorismo de Sendero Luminoso como del de Estado.

¿Hay una reducción del tema a cifras?

Hemos entrado a una lógica para ver quién mató más, quién mató menos, dónde están las  víctimas que sufrieron más, pero el tema es que hay una herida que no reparamos y tiene que ver con el acontecimiento de estos dos terrorismos. Sin embargo, estamos en un ping pong para ver quién tiene la culpa y es una manera de hacer de esto un espectáculo para no pasar por el duelo y por saber que pasaron cosas terribles, que está escrito en nuestra historia y debemos hacernos cargo.

Dentro de las pulsiones de vida y muerte ¿cree que el Tanatos está venciendo al Eros?

Podría ser que la pulsión de muerte esté ganando. Creo que sí, porque no tiene ningún sustento. Hay un goce hacia la muerte, es como si le preguntaras a un adicto que está en una carrera toxicómana brutal, está gozando de irse a la muerte y eso es inevitable. Es momento de ver ese vacío para empezar a crear, no taparlo, porque es un campo de posibilidades, hay que alejarnos un poco de las redes, vincularnos de otra manera, dejar de hacer del Facebook el espectáculo.