Lluvias en Piura: mirar el pasado y lamentar el presente

By on marzo 6, 2017
Foto: Archivo Francisco García

A poco de cumplirse 19 años de la caída del puente Bolognesi -un 16 de marzo de 1998-, mucha agua ha corrido bajo los puentes piuranos sin que mucho hayamos avanzado en prevención y educación ciudadana. Se dice que un pueblo es sabio cuando aprende de los errores del pasado para forjarse un mejor futuro. Viendo el panorama actual, no hemos aprendido casi nada.

Escribe: Rita García Guerrero

El 30 de enero, los piuranos fuimos sorprendidos por la primera lluvia torrencial del verano 2017. Truenos, relámpagos y vientos fuertes acompañaron el aguacero. Tanta fue la impresión y la magnitud de la precipitación que muchos se atrevieron a decir que vivíamos un Fenómeno El Niño. Era muy pronto para afirmarlo, pero un mes después el Comité Multisectorial encargado del Estudio Nacional del Fenómeno El Niño (ENFEN) afirmó que efectivamente se trata de un Niño costero entre débil y moderado que podría durar hasta abril, dependiendo de las condiciones atmosféricas locales.

Nos tendremos que preparar para lluvias fuertes, con truenos y relámpagos que atemorizan a muchos, sobre todo a quienes no han vivido antes un Niño. Y prevención es precisamente lo que no tenemos, es lo que falta en toda la región Piura. Es una frase colectiva piurana decir que tenemos cero prevención ante las lluvias. Basta con caminar por cualquier calle y ver los forados en las pistas para lamentar por qué ninguna autoridad ha podido construir un drenaje pluvial.

Este Niño costero se retrasó. El mismo ENFEN fue el que advirtió en marzo de 2015 que, entre mayo y junio de ese año, Piura viviría un Fenómeno El Niño entre débil y moderado. Desde entonces inició la “prevención”. El Ministerio de Agricultura y Riego (Minagri) destinó 60 millones de soles para la descolmatación de ríos y quebradas, la protección de las defensas ribereñas, la limpieza de drenes y para cuidar que miles de hectáreas de cultivo en las zonas bajas de la región no se perdieran por el desborde de ríos.

En efecto, el río Piura fue limpiado por maquinarias que juntaron la tierra a un lado. En las represas se colocaron piedras gigantescas para evitar la erosión. Entre otras actividades que la prensa publicaba, parecía que sí se hacía la tan anhelada prevención. Pero en el 2015 no hubo periodo lluvioso, solo una que otra precipitación. Un año después, las lluvias inundan asentamientos y urbanizaciones enteras, el río Piura está a punto de desbordarse, los rayos han matado a cuatro personas, se cierran los puentes y las vías, se caen los árboles y los postes de energía eléctrica, se reportan hectáreas de cultivo pérdidas, los buses son arrastrados por la crecida de las quebradas en la sierra piurana, hay localidades aisladas y las autoridades improvisan para evitar el represamiento del río Piura.

Estas escenas se repiten cada vez que las lluvias caen sobre Piura. Algo debe de hacerse para evitarlo en el futuro. (foto:elpiurano.pe)

Estamos totalmente desprotegidos. El piurano de a pie se pregunta qué más va a ocurrir y ahora con el incremento del caudal del río, teme la caída de los puentes como ocurrió el 12 de marzo de 1998, cuando el llamado Puente Viejo, ya cerrado, cayó y dejó un fallecido. Cuatro días después, el 16 de marzo, el puente Bolognesi también cayó y dejó atónito a todo el país, mientras que la región lloraba a las 17 personas que fallecieron y al sinnúmero de desaparecidos.

La historia puede repetirse, esperemos que no tan dolorosamente. Es necesario mirar el pasado e indignarnos con las decisiones de las autoridades que elegimos, y exigir buenas obras. Lo que ahora vivimos los piuranos ya está escrito en los libros de historia regional. No hemos aprendido.

1925

Según lo narra la publicación del diario El Tiempo: Historia de Piura; en 1925, las lluvias en Piura fueron devastadoras. “Lluvias, rayos, truenos e inundaciones destruyeron y atemorizaron pueblos, sembríos, canales de irrigación y caminos. También se desataron plagas y enfermedades”, se lee. Quedaron interrumpidos el ferrocarril Paita-Sullana-Piura, el telégrafo y el teléfono, los símbolos de modernidad de aquel entonces.

En 1925 las lluvias torrenciales iniciaron en febrero. En marzo se vivió lo peor por el incremento del caudal del río Piura y sus grandes avenidas frente a un puente de nombre Piura y hecho de fierro compacto que afortunadamente no cayó. “El agua casi se podía tocar desde el mismo puente, mientras el río pasaba furioso y rugiente por su caudal. Cientos de piuranos se apostaron a diario para ver cómo el río iba subiendo de nivel y cómo llevaba palizada, cultivos, animales muertos e incluso cadáveres.”, dice la historia de Piura.

En una Piura cuyas casas e iglesias tenían techo de carrizo o caña, las lluvias de 1925 fueron devastadoras. Catacaos fue el distrito más afectado porque quedó totalmente inundado y destruido. Entre 8 a 10 personas morían cada día por derrumbes o por epidemias como la tifoidea, paludismo, tubercolosis y disentería. Las precipitaciones de ese entonces acabaron los primeros días de mayo. El departamento quedó desolado y empezaron las labores de reconstrucción.

1983

Fue un 8 de diciembre de 1982 cuando empezaron a caer las primeras lluvias. Para ese entonces, la ciencia ya había denominado al periodo lluvioso en el norte del Perú como Fenómeno El Niño. Regresaron las epidemias, esta vez se unió el cólera, la tosferina, dermatitis, conjuntivitis, entre otras. También retornaron las plagas de moscas, zancudos, ranas, saltamontes y el “latigazo”, que provocaba erupciones cutáneas. Los que superan los 40 años deben recordar estas descripciones.

Monumento que recuerda, al pie del reconstruido puente Bolognesi, a las víctimas de aquel fatídico 16 de marzo de 1988 (foto: Carlos Chunga/elpiurano.pe)

El Niño duró siete meses e inundó las nuevas urbanizaciones y asentamientos. Los piuranos llegaron a utilizar canoas para trasladarse. Y en Paita se registraron maretazos. El puente Independencia se cayó el 26 de marzo de 1983, los rayos provocaban incendios en diversas partes de la región. El presidente Fernando Belaunde Terry declaró en emergencia a Piura y Tumbes. Las fuertes precipitaciones dejaron un saldo de 512 muertos y 215 desaparecidos. Recién en junio Piura empezó a reconstruirse luego del intenso Niño.

1998

Ninguna obra de prevención funcionó. El periodo lluvioso de 1998 fue de menor magnitud que el de 1983 y 1925, pero causó más daño. Dos puentes se cayeron y el primer vuelo de apoyo entre Piura y Tumbes se cayó y dejó 27 muertos.

El puente Independencia en una foto de archivo de 1988. (foto: Archivo Francisco García)

Según el CIPCA-Piura, desde 1899 hasta 1998 se cuentan 25 fenómenos El Niño. El denominado Niño costero de este año sería el vigésimo sexto. Con ningún evento hemos aprendido. Ninguna autoridad, en pleno siglo XXI, ha podido hacer un drenaje pluvial en la ciudad. No hay reservorios suficientes para almacenar y darle utilidad al agua de lluvia. Tenemos puentes con pilotes que ahora soportan las avenidas de un río que ya nos ha dado dolorosas pero efímeras lecciones.

Arcoiris sobre Piura visto desde el Barrio Sur (foto: Carlos Chunga/elpiurano.pe)

Tras las lluvias, la naturaleza y los paisajes reverdecen, se renuevan, lucen hermosos porque vuelven a nacer. Ojalá las nuevas generaciones de piuranos (y sus autoridades) aprendan y también renazcan.