¿Qué fue más grave?

By on octubre 6, 2016

Me refiero al caso de Luis Alfonso Salazar Celi, quien como todos sabemos fue vilmente asesinado por unos infelices ladrones, a quienes aún no se consigue capturar.

Cuando reflexionamos en que, pese a su gravedad, tuvo que esperar en el hospital para ser atendido (posiblemente se repite con otras personas) lo primero que se piensa es ¡Qué desalmados! ¡Cómo se puede ser tan indiferente con la vida ajena! ¿Somos seres racionales o inhumanos? El hospital Cayetano Heredia tendría que informarnos qué sucedió.

Solicito a quien corresponda, sobre todo al congresista Hernando Cevallos como médico, garanticen que en todas las salas de emergencia privadas y sobre todo en las públicas, exista un aviso claro y visible, con el horario y responsable del turno (doctores, enfermeras, etc.) para terminar con estas situaciones.

Por otro lado, no nos llame la atención que una vez detenidos los culpables del crimen de Luis Alfonso, se muestren como los cobardes que son. Tal el caso de “Niño Rata”, Cristhian Palomino, aprehendido por el crimen de Hedy Crisanto Neira.

Aduce que estuvo drogado y con tragos (¿estrategia legal?) por eso salió a la calle a “buscar plata”. Qué tal razón para justificar un asesinato.  Salió a robar para continuar drogándose y alcoholizándose. ¿Acaso no debería ser eso un agravante? Asalta y asesina. Portaba un arma y, como es un inocente, se le escapó la bala y le quitó la vida a una madre de familia.

Él y sus cómplices permanecerán en prisión preventiva por nueve meses y es posible que se acoja a la confesión sincera, buscando conseguir una pena menor. Tantas facilidades para un asesino.

En cambio, recordamos el caso de Silvana Buscaglia, la mujer que fue sentenciada a 6 años y ocho meses de prisión por resistencia a la autoridad y violencia contra un funcionario público en forma agravada (el Ministerio Público pidió inicialmente 09 años).

Algo marcha mal. Sería bueno que los congresistas se dediquen a revisar y corregir estas leyes que permiten sanciones tan desproporcionadas en beneficio de los criminales.

Decía Montesquieu: “Una cosa no es justa por el hecho de ser ley. Debe ser ley porque es justa.”

 

carlos.sanchez@elpiurano.pe